La Historia nos relata que Napoleón desembarcó en Francia procedente de su destierro en la isla de Elba y cómo en pocos días formó un ejército que le permitió retomar París casi sin oposición e iniciar la recuperación del imperio que terminó con su derrota en Waterloo. Todo eso ocurrió en 100 días. Desconozco el momento exacto en que se comenzó a hablar en los países en que impera la democracia de una tácita tregua de 100 días, que medios y oposición otorgan a los nuevos gobiernos. Algunos dicen que fue Franklin D. Roosevelt el primero en solicitarla para enviar una importante cantidad de leyes al Congreso que en tiempo récord aprobó 15 leyes que contuvieron el pánico bancario, dieron trabajo público a cientos de miles de desempleados y fundaron las bases del llamado New Deal.
Lo que no consideraron los creadores de esta teoría es que en los días de Napoleón los medios de comunicación eran exclusivamente impresos con todo lo que esto implica. Podría alguien imaginar la cobertura mediática de esos días de avance incontenible del Emperador y las entrevistas a todos los interesados y/o afectados? O los tweets del Monarca inglés dando instrucciones por esta vía a Wellington?
No tengo duda de que esa tregua en la democracia moderna, hipercomunicada y de rápidos e imprevistos giros, simplemente no existe, y eso es tan real como que la campaña electoral, el inter-regno y el ejercicio del poder por parte del nuevo gobernante son piezas engranadas de un solo proceso muy bien planificado con mucha antelación.
En el caso del Presidente Lasso hemos visto cómo "los guerreros digitales" de la oposición (léase Trolls) no han parado un sólo día, han criticado todo lo que han querido y podido, para ellos los 100 días, que aún están corriendo, simplemente no existen. Pero como en la política no se puede reclamar foul, sino seguir adelante con los procesos, el Gobierno y sus voceros han "arrollado" con acciones, la mayoría acertadas, concretas y bien diseñadas el mapa político y avanzan sin mirar atrás. Nombramiento de ministros en cascada, nuevas caras sin lastre político, viaje al exterior, reuniones de equipos de transición, asunción al poder con agenda intensa los días previos y posteriores, caída del índice de riesgo país, plan de vacunación en marcha, manejo comunicacional impecable de la ruptura con aliados electorales, todos los peones y alfiles defendiendo al rey quién sobre el tema no se pronuncia, envío de proyectos de ley a la Asamblea, podríamos seguir nombrando más eventos pero es innecesario, todos son frescos, el nuevo Gobierno aún no cumple ni siquiera 30 días y la oposición formal, los partidos políticos y ex-candidatos del pasado proceso electoral están desaparecidos, no porque sean fieles practicantes de la teoría de los 100 días, sino porque hasta hoy la agenda política y mediática, es impulsada y liderada por el Gobierno . El enorme pelotón de candidatos, de los cuales muchos tuvieron cifras cercanas al 1%, ha demostrado que carecían de un proyecto político serio al no poder asomarse al escenario político como opositores con propuestas válidas.
Cómo resultado podemos ver que el índice de aceptación al inicio de gestión del Presidente Lasso es el más alto desde el regreso a la democracia. Un récord histórico, a pesar de haber ganado la elección por un estrecho margen, 71.4%. Un par de ex-presidentes antes llegaron al 68%, pero no a los niveles del actual mandatario. Así lo reporta Cedatos en su estudio publicado hace pocos días.
Pero este índice se ve reforzado por otros hallazgos del mismo estudio, más del 61% cree en la palabra del Presidente y el 55.7 % considera que la economía va por buen camino, pero para mí, uno de los índices más importantes, el que tiene que ver con las expectativas y esperanzas es contundente:
El nivel de expectativas positivas sobre el futuro que ha generado el presidente Lasso no son gratuitas, el haber demostrado que fue un candidato capaz de generar empatía con grupos que se creían eran sus antagonistas, su exitoso pasado como empresario, su tenacidad en la lucha y su claridad para expresar una visión de futuro bienestar, han logrado estas cifras que son destacables sin necesidad de compararlas con las de su antecesor.
Cómo podemos observar, la clara sindéresis entre la manera de ser del presidente, sus pensamientos y sus acciones iniciales logran aprobación, credibilidad y esperanza en el futuro. Se puede pedir más en tiempos de pandemia y crisis económica global y cuando la izquierda amenaza nuevamente con tomar el poder en la mayoría de países de la región?
Si los primeros 100 días de un gobierno son la pauta de lo que puede esperarse en los días posteriores, no hay duda de que vamos por buen camino.
De sus decisiones y acciones a corto plazo y cómo se comunique los beneficios a la población, depende que los 1.360 días que le quedan al Gobierno luego de los primeros 100, le permitan realizar un ejercicio de poder exitoso y cuando llegue el momento podrá entregar la Presidencia con altos índices de aprobación y credibilidad.
Horacio Chavarría P.
Presidente Ejecutivo Alterno y Gerente General de OI Comunicaciones, asociada a Fleishman-Hillard.
Experto en Consultoría Estratégica, Manejo de Crisis, Relaciones con la Prensa, Media Training, Comunicaciones internas y soporte a Marketing.
Director Ejecutivo y Docente de ITSU; Instituto Técnológico de Arte y Comunicación.
Director de diversas organizaciones sin fines de lucro.
Muy buen análisis, de acuerdo. Además parece que la vacunación va por buen camino, eso favorece la recuperación económica.
ResponderEliminarLos aciertos fortalecerán su credibilidad. El Presidente no tiene margen de error y lo sabe.
ResponderEliminarExcelente artículo Horacio, felicitaciones, ahora además de apoyar la gestión presidencial deberíamos dejar re-emviar tantos mensajes que no son reales, muchos caemos en el error y me incluyo, no siempre verifico la fuente y por ellos he decidido no re-emviar ningún mensaje
ResponderEliminarBuen artículo de grata lectura por su ritmo ameno y certero. Una valiosa observación del presente del nuevo gobierno, que asi sea, por el bien de todos.
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