Generar confianza es el desafío de los comunicadores hoy y es también la nueva necesidad de los ciudadanos. Cada vez existen nuevas y más avanzadas técnicas para desinformar, que para informar con veracidad y en gran parte esto ocurre, al haberse eliminado el filtro de los medios serios cómo intermediarios entre los ciudadanos y las noticias y estas fluyen ahora sin barreras entre los emisores y los receptores.
La inteligencia artificial (IA) está llevando esos riesgos a niveles antes insospechados, pero al mismo tiempo ofrece aplicaciones que permiten a las personas confirmar, casi en tiempo real, si una noticia es real o si es simplemente una mentira, más allá de que hay algunas gratuitas y otras tienen un valor económico, es que usarlas es el precio a pagar por verificar lo que antes se nos daba “gratis” a través de los medios de comunicación serios y confiables.
La Comisión Europea definió en 2019 a las Fake News cómo “información verificablemente falsa o engañosa, creada, presentada y difundidas con fines de lucro económico o engaño al público ”, y podríamos añadir con la intención de manipular voluntades al servicio de ciertos fines.
Hoy nuevamente estamos inmersos en un proceso electoral y sin temor a equivocación se puede suponer que más un candidato o su equipo de campaña se sienta tentado a usar la desinformación cómo estrategia de comunicación política y eso de nuevo no tiene nada, Bismarck decía el siglo pasado que nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y luego de la cacería.
Parecería que las redes sociales y la desinformación conforman una pareja perfecta, ya que la difusión de contenido creado con ese fin, tiene en las plataformas al vehículo ideal, ya que la velocidad de diseminación y su alcance es gigantesco, a esto hay que sumar que la comunicación entre pares posee un altísimo grado de credibilidad, especialmente entre miembros de la sociedad con escasa capacidad de discernir entre lo real y lo falso, creo que todos hemos sido testigos de ver cómo personas, inclusive de círculos cercanos, repostean información no verificada y la asumen cómo cierta sin hacer ninguna verificación. Los chats de Whatsapp son los ideales para la desinformación ya que esta fluye entre pares o conocidos, de ahí es fácil pasar a la cascada de fake news, aunque sea cómo broma, en Twitter o Tik Tok y de ahí a las cuentas de alta influencia y poder de amplificación utilizando cuentas “bot” con los hashtags adecuados, usualmente relacionados a las tendencias y noticias negativas y se logra un nivel de sofisticación para mentir antes desconocido.
Hoy con IA también se generan imágenes tan cercanas a la realidad que hace poco vimos al Papa vestido cómo rapero con ropa de diseñador y meses atrás a Trump siendo apresado por un grupo de policías, también hace pocos días vimos cómo se pudo medir la temperatura del ambiente político pre-testeando información, en redes sociales y medios on y off-line, antes de que un evento de vital importancia ocurra.
Un reciente estudio de IPSOS publicado la semana pasada llamado “EN QUIÉN CONFÍAN LOS ECUATORIANOS?” indica que producto de los escándalos e inestabilidad política la confianza de los ecuatorianos está depositada mayoritariamente en la empresa privada y los militares con 59% y la iglesia con un 55%. El mismo estudio también informa que el sistema judicial 12% y los políticos 5% ocupan los peores lugares. La tendencia se mantiene así desde hace un año. El mencionado estudio informa también que el 59% de los entrevistado cree que el país saldrá adelante gracias a la sociedad civil y en segundo lugar los empresarios.
En este entorno se está desarrollando ya la nueva campaña electoral y es responsabilidad, no sólo de las autoridades, los políticos y los medios tradicionales el generar confianza, es función de todos combatir la desinformación si aspiramos a un mejor futuro. Hay que pensar mucho y rechequear todo antes de repostear información, no sólo hace daño o favorece a un candidato, hacerlo sin conciencia puede hacer daño a todo el país.
Horacio Chavarría P.
Presidente Ejecutivo Alterno y Gerente General de OI Comunicaciones, asociada a Fleishman-Hillard. Experto en Consultoría Estratégica, Manejo de Crisis, Relaciones con la Prensa, Media Training, Comunicaciones internas y soporte a Marketing.
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