Se dice que un error lo comete cualquiera y que hay que tener tolerancia con nuestros congéneres, pero eso no aplica a políticos y menos a un presidente en funciones de quién se espera cautela en sus acciones y declaraciones, para no entorpecer su agenda y regalar municiones a sus opositores. Sin embargo eso es lo que hizo el Presidente Milei al difundir en su cuenta personal de X un cripto activo llamado $LIBRA de la categoría “memecoin” (estos son más volátiles que las criptomonedas) cuyo precio se disparó luego de la publicación.
Es por todos conocido el resultado, pérdidas para los que compraron y millonarias ganancias para los promotores, además con un daño colateral a la reputación de Milei, lo que aún no se conoce es qué tan grande es.
Desde la óptica de Comunicaciones en Crisis, la receta aplicada por los asesores del presidente argentino no es completa ni adecuada.
1. Borrar el mensaje original publicado en X va contra toda recomendación de manejo de crisis, por dos razones básicas, la primera, la intención de eliminar la evidencia y la otra su inutilidad ya que la prensa y los opositores de seguro tienen copia.
2. El mensaje en X con que se sustituyó el borrado reconoce haber colaborado, momentáneamente, con la difusión de un proyecto que supuestamente era beneficioso para la economía del país llamado VIVA LA LIBERTAD PROJECT, aunque no conocía pormenores del mismo y culpe a los adversarios políticos de querer aprovechar la ocasión para desprestigiarlo. En otras palabras asumió el rol de víctima.
3. En una entrevista posterior enfatiza no haber “promovido” sino “difundido” la existencia del proyecto $LIBRA y no asume responsabilidad alguna por lo ocurrido. Ni siquiera empatía con los que perdieron dinero, alrededor de unas 5.000 personas a quienes equipara con ludópatas “Si vas al casino y perdés plata, ¿cuál es el reclamo? Es un problema entre privados porque acá el Estado no juega ningún rol”.
4. En la misma entrevista no reconoce ningún error y dice haber actuado de buena fe, “Me dieron un cachetazo…Milei no se llevó un mango (dinero) de todo esto”.
Si Milei y sus asesores realmente hubieran hecho un manejo prolijo de la situación, con la intención de preservar la reputación del Presidente deberían haber utilizado otra vía, una en que primero se demuestre empatía con las víctimas y luego busque asimilarlo a él dentro de ese grupo. Pero se requiere de mucho valor para reconocer un error y muchos piensan que los líderes deben preservar su imagen de infalibles, gran error.
La vía optada por la distracción, el viaje a USA, la foto de la entrega de la motosierra a Elon Musk para que recorte burocracia y la visita a Trump con la intención de empujar un tratado de libre comercio, sí cumple con la función de crear una nueva narrativa, pero no cierra el capítulo anterior.
Probablemente una estrategia más ortodoxa en la que se hubiera reconocido un error, podría haber iniciado con un pedido de disculpas por no haber evaluado oportunamente los riesgos de la decisión de difundir el supuesto proyecto beneficioso para el país; realizar una denuncia pública a quienes lo engañaron y promover una investigación oficial sobre el caso, lo hubiera ayudado más a enfrentar la crisis política que encontrará a su retorno a la Argentina.
La búsqueda de distanciamiento del tema, de una manera ligera y el no liderar las investigaciones que por fraude o estafa se llevan a cabo ahora en Argentina y USA no lo ayudan. Deberá seguir dando respuestas y continuar con la agenda que otros disponen.
Este es otro caso de manejo de crisis que demuestra que, como en la alta gastronomía, las recetas clásicas sí funcionan a pesar de los cambios de época.
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